Se cree que algunos podrían ya haber sido vendidos sin el conocimiento de la familia.
De los 31 carros que componían la colección de Paul Walker y su amigo Roger Rodas sólo hay 24 actualmente y entre ellos falta un Porsche GT3 RS 2011.
La familia del actor ha demandado a Richard Taylor un socio de los propietarios, por haberse apropiado ilegalmente de esos vehículos. No hay nada claro, ni el paradero de los coches, ni los motivos que tendría Taylor para llevárselos.
La cuestión es que Richard mandó retirar siete coches de esta colección al día siguiente del accidente. Así se hizo y se los escondieron tan bien que no se sabe dónde están, incluso se sospecha que algunas unidades podrían haberse ya vendido, aunque de momento no hay nada confirmado.
Lo único que nos queda decir es, ojalá que se encuentren en buenas manos y cuiden de ellos como se debe.
El Toyota Supra que condujo Paul Walker en la primera película de Fast and Furious fue subastado recientemente por un precio de 185.000 dólares.
Hasta siempre, Paul, nos veremos en la línea de meta.