Javier Fueyo

Las carreras ilegales son una realidad invisible que ocurre en las calles de cualquier gran ciudad alrededor del mundo. Se trata de un impulso irrefrenable, de un estilo de vida elegido por ciertos jóvenes para expresar la angustia y futilidad de sus existencias. Al estar tras el volante y acelerar hasta alcanzar cientos de kilómetros por hora, las sensaciones que nos unen a la realidad comienzan a difuminarse y nos volvemos parte de la velocidad.

Sin duda se trata de un fenómeno fascinante, pero esto no justifica el alto riesgo que algunos están dispuestos a correr por unos instantes de emoción y entretenimiento. Además, no es una actividad exenta de riegos, no sólo en términos de accidentes y secuelas físicas, sino también en lo referente a complicaciones legales y posibles daños a propiedad privada. A pesar de la aparente emoción, parece que ésta es una práctica que no vale la pena intentar, ni siquiera una vez.

Como ejemplo, tomen al Lexus ISF modelo 2011 que presentamos en el video adjunto. No conocemos todos los detalles, pero la descripción indica que este vehículo fue atrapado tras una carrera ilegal en las calles de una ciudad norteamericana. Lo que presenciaremos a continuación nos parte el corazón, pero también trae un brillo de esperanza a nuestra mirada. Así es cómo luce la justicia, tal vez. No se lo pierdan.