Javier Fueyo

Cuando cae la noche en las carreteras solitarias y oscuras, se dice que aparece la sombra de una joven que seduce a los imprudentes. Una leyenda urbana que aún aterroriza a los automovilistas de todo el mundo. Por lo general, los relatos describen a una mujer de 21 o 22 años, de cabellera larga, cuerpo voluptuoso y ojos helados. Los hombres suelen encontrar este espectro cuando conducen bajo los efectos del alcohol o privados del sueño, por lo que numerosos accidentes y fatalidades se han relacionado con la manifestación de dicha ánima. Ninguna mujer ha reportado un encuentro parecido hasta la fecha.

En primer lugar, los automovilistas notan la silueta de una persona caminando a un lado de la carretera. Pronto se dan cuenta de que una hermosa chica hace autostop en las tinieblas y expuesta a la intemperie. La mayoría de los hombres que han relatado encuentros con este fantasma aseguran que dudaron en detenerse, como si un instinto les advirtiera sobre el inminente peligro. Una vez que la joven aborda el vehículo, permanece sentada con los brazos entrelazados. Con palabras casi inaudibles y labios suplicantes, pide ayuda para llegar hasta el poblado más cercano, quejándose del frío en el exterior. 

Los que han sobrevivido tras un encuentro con esta aparición, o al menos los que han tenido el valor para declarar, dicen que la temperatura en la cabina desciende en su presencia, sin importar la intensidad de la calefacción. Mientras el frío se apodera de los miembros, una parvada de oscuridad satura la vista hasta cegarla. Después viene la inconciencia. Muchos sobrevivientes juran que no estaban borrachos o que no se quedaron dormidos al sufrir accidentes en carreteras. Muchos dicen que fueron víctimas de La Muerta de la Curva, pero nadie puede asegurarlo.