California alcanza un acuerdo con varias automotrices para la reducción de emisiones, pese al intento de Donald Trump de abatir la facultad del gobierno local para autorregularse. El acuerdo cuenta con el respaldo de otros trece estados.
Son ya más de tres años desde que Donald Trump anunció que su gobierno revisaría los estándares de consumo para los Estados Unidos. Entre la “revisión”, se incluyó limitar la libertad de los estados de establecer sus propios estándares de consumo, como en el caso concreto de California. Durante la era de Barack Obama se establecieron nuevos estándares, que se harían cada vez más estrictos paulatinamente hasta el año 2025, para alcanzar 54.5 millas por galón (23.17 km/l).
Trump desechó estos estándares, abandonó unilateralmente el Acuerdo de París, un esfuerzo global para reducir emisiones a nivel global (algo que no se logró sino hasta el confinamiento obligado por la pandemia), redujo 99% el presupuesto para pruebas de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, que en su momento descubrió el DieselGate) y calificó el cambio climático por acción humana como un ‘cuento chino’. Se estima que las restricciones de la era de Obama habían evitado el consumo de 1,200 millones de barriles de petróleo y habrían evitado que se descargaran a la atmósfera 540 millones de toneladas de dióxido de carbono, aunque como sabemos, Trump tiene otras prioridades.
California se ha protegido en su facultad de autorregulación para mantener estándares más estrictos, libertad que fue respaldada por el gobierno de 23 estados de la Unión, pero Trump no vio bien esto, por lo que comenzó una batalla legal contra el gobierno estatal. El magnate se amparó en viejas leyes de los años 60, que le confieren poderes extraordinarios en aras de la “seguridad nacional”.
La Junta de Recursos del Aire de California (CARB) anunció que había alcanzado un acuerdo con los fabricantes automotrices Ford Motor Company, Volkswagen AG, Honda Motor, y BMW AG para reducir los niveles de emisiones en los estados. Esto, incluso por debajo de los más laxos estándares federales. El acuerdo de 50 páginas establece una reducción anual de 1.5% hasta 2026, que de todos modos es un recorte menor al 5% que planteaba la administración Obama.
El acuerdo, con el que también se impulsará la venta de autos eléctricos, cuenta con el respaldo de otros trece estados, que representan un 40% del mercado automotriz estadounidense. Volvo indicó que planea adherirse al acuerdo en breve. Las negociaciones habían comenzado hace un año, pero Trump instó a una investigación antimonopolio contra las marcas y California. Sin embargo, el Departamento de Justicia desechó la investigación menos de un mes después.
“El acuerdo reducirá las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos hasta el 2026 y alentará la innovación para acelerar la transición a los vehículos eléctricos, brindará a la industria la certeza necesaria para realizar inversiones y crear empleos, y ahorrar dinero a los consumidores”, indicó la CARB. Toyota, General Motors o FCA, que habían respaldado estándares más laxos, no se han adherido hasta ahora al acuerdo.
Trump no ha hecho declaraciones respecto al acuerdo de California hasta ahora. El conservador ha dirigido recién sus misiles mediáticos a la llantera Goodyear, contra la que pidió un boicot. Esto, a raíz que la empresa prohibiera leyendas políticas en el uniforme de trabajo, independientemente de su filiación. El caso fue por empleados de una planta en Topeka, Kansas, con gorras con la leyenda “Make America Great Again”, que ha sido el lema de campaña del republicano. Goodyear indicó que no tiene problemas con posturas contra la discriminación racial, como la campaña “Black Lives Matter” –hasta ahora, atacada por Trump-, pero que no permitirá expresiones de afiliación política. Trump también retomó sus amenazas de que México pagaría el muro fronterizo, lo que daría por terminada la ‘luna de miel’ que había vivido con el gobierno de López Obrador en México.
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