La séptima generación del Ford Mustang 2024 llegó a Puerto Rico y fui uno de los medios invitados por Ford Puerto Rico para ponerlo a prueba. Había un total de nueve Mustangs, de los cuales ocho eran Mustang GT. Del total de GTs, solo uno era de transmisión manual, pero seis contaban con el Performance Package. A mi en particular me tocó uno de los GT automáticos con Performance Package en color Iconic Silver Metallic. La ruta consistió en salir de San Juan hasta Dorado para un almuerzo y luego seguir rumbo a la pista de Arecibo. Una vez en la pista, tuvimos la oportunidad de dar un pase en el ⅛ de milla acompañados de un instructor.
En los últimos años, cada vez es más común leer o escuchar que el motor V-8 tiene sus días contados en este mundo. Ya sea por asuntos de emisiones u otras razones, numerosos fabricantes han ido retirando este tipo de motor. Para Ford, el V-8 está más vivo que nunca e introdujo una cuarta generación de su V-8 “Coyote” en el nuevo Mustang. Este motor apareció por primera vez en el año 2011 como el regreso triunfal del famoso 5.0 litros, muy popular en los 80’s y 90’s.
En poco más de una década después, el Coyote ha aumentado unos 68 caballos de fuerza sin dejar de ser aspirado. El caballaje pico en el GT depende de si se encuentra equipado con un sistema de escape variable que abre y cierra una válvula. Si está equipado con el sistema, produce 486 caballos de fuerza mientras que si no lo tiene produce 480 caballos de fuerza. Por otro lado, el Dark Horse llega a la increíble cifra de 500 caballos. Independientemente el sistema de escape, el torque pico es de 418 libras-pies. Entre los cambios principales hay un sistema de doble inducción que le permite respirar mejor, naturalmente aumentando el caballaje. El diseño sigue siendo uno de doble árbol de levas en cada tapa junto con 32 válvulas.
Una vez montado en el Mustang, escuchar por primera vez el despertar del V-8 es un momento especial. Haciendo la salvedad de que no soy una persona grande, el Mustang me parece razonablemente cómodo para ser un auto deportivo. La posición de manejo no es en el suelo como muchos deportivos sino que se asemeja a la de un sedán. La calidad del interior dió un salto de calidad y en general se siente un auto bien hecho. Me gustó el detalle de que el panel de instrumentos digital configurable ofrece varias temáticas, incluyendo la del Mustang Fox Body. Me gustó menos el hecho de que ya no hay controles físicos para operar el aire acondicionado y este requiere buscar en la pantalla táctil.
Con toda la tecnología que ha adquirido en los últimos años, el peso del Mustang GT ya coquetea con las dos toneladas. Sin embargo, el auto es ágil, lo que hace que sea algo difícil de percibir detrás del guía en la carretera. La suspensión es sin duda deportiva y se siente todo en la carretera, en cambio también exhibe muy buena estabilidad. Esta es un área donde Ford ha mejorado mucho el Mustang y es más marcado desde que le añadieron suspensión trasera independiente al modelo anterior. El Performance Package incluye suspensión adaptativa MagneRide que se ajusta a cada modo de manejo. Ningún modo es particularmente suave pero, de nuevo, sí es muy estable y controlable. Después de todo, esto no es un Lincoln y no tiene porque ser suave o silencioso.
Como parte de la dinámica, se nos permitió dar un pase por el 1 ⁄ 8 de milla en la pista de Arecibo, dándonos un espacio seguro para probar la aceleración. Realmente fueron dos pases ya que uno fue de pasajeros para recibir instrucciones por parte del instructor. Por motivos de seguridad no se nos dejó salir demasiado agresivos en la salida, más bien pisar y arrancar. Habiendo dicho eso, fue más que suficiente para sentir el poder de esta joya de motor acompañado de su orquesta de ocho cilindros. Este motor es prueba viviente del por qué los eléctricos tienen la velocidad, pero nunca tendrán el carisma de la combustión interna. Si estás acostumbrado a los turbos como yo, tal vez te sientas raro con la manera en la que el Coyote desarrolla su torque a altas revoluciones.
Ambos autos reservados para la prueba de pista eran de transmisión automática, uno con Performance Package y el otro sin la opción. Esta transmisión también ha sido refinada con los años y me dejaron satisfecho sus rápidos cambios. En mi opinión, solo optaría por la transmisión manual en el Dark Horse que viene con una Tremec 3150 que es más fuerte que la Getrag MT-82 en el GT. Los compradores del EcoBoost no tienen que pasar ese dilema ya que este modelo ahora solo viene automático.
En realidad, no veo cómo cualquier purista de Mustang no quede complacido con este nuevo S650. Es el Mustang más tecnológico hasta la fecha, pero la esencia del modelo no ha cambiado en lo absoluto. Lo único que tal vez podría detener a muchos potenciales entusiastas es que el precio del Mustang GT comienza en $59,995. Habiendo dicho esto, si buscas alto desempeño o uno de los pocos V-8 aspirados existentes es difícil que lo encuentres por menos. Ford conoce a su público y les da precisamente lo que piden: sin más ni menos. No es coincidencia que el Mustang lleva 60 años de producción ininterrumpida mientras sus principales competidores han ido y venido durante todo este tiempo.
Un superdeportivo de 622 caballos de fuerza que acelera de 0-60 mph en 3.5 segundos.
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