Mazda presenta un sitio que repasa el triunfo del 787B en Le Mans 1991: el primer auto japonés en conquistar el circuito de La Sarthe y el único con motor rotativo.
Hasta 2018, Le Mans había sido un terreno complicado para los fabricantes japoneses. Antes de ese año, Toyota acumuló un total de cinco segundos lugares entre 1992 y 2016. El último, con un final no apto para cardiacos, donde el auto de la marca con el número 5, presentó un fallo en el compresor a sólo tres minutos del final, cediendo la victoria a Porsche. Nissan alcanzó un tercer puesto en 1998. Aunque el R390 GT1 logró superar al McLaren F1, ganador de 1995, se vio superado por el Porsche 911 GT1-98, que rubricó con un 1-2. Y aunque Honda dominó en categorías de acceso, en el resultado general nunca han subido al podio.
En 2018, Toyota por fin alcanzar el triunfo, estableciendo una hegemonía que ha durado hasta 2020 con un tricampeonato. Claro, para ello, tuvieron que esperar a que tanto Audi como Porsche, máximos ganadores de Le Mans, se retiraran de la competencia para dedicar sus esfuerzos a seriales 100% electrificados. Sin embargo, hubo una marca que marcó con letras de oro su nombre en el automovilismo antes que eso. Una sola victoria le bastó a Mazda, en 1991, para codearse con los gigantes del automovilismo en Le Mans.
Un solo intento le bastó al Mazda 787B para conquistar Le Mans. El motor R26B consistía en cuatro rotores Wankel de 654 cc, con tres bujías cada uno, para un total de 2.616 litros de capacidad. El combinado total era de 700 caballos, que se alcanzaban a un elevado régimen de 9,000 rpm, mientras que el par de 608 Nm (448 lb-pie) se obtenían a 6,500 rpm. Había prototipos con motores más grandes y potentes en aquella época, aunque el bajo peso de 830 kg (autos no rotativos tenían un peso mínimo de 900 a 1,000 kg) le ayudaba a hacer el 0 a 100 km/h (0 a 62 mph) en menos de tres segundos.
El auto, que se había estrenado apenas el año anterior en Le Mans, era una evolución del Mazda 787. Sin embargo, en aquella ocasión ninguno de los dos prototipos inscritos terminó la carrera, por lo que se vieron superados por un 767B más antiguo, que quedó en el vigésimo lugar. El Mazda 767B ya había alcanzado los lugares séptimo y noveno en Le Mans en 1989, seguidos de un 767 a secas, en duodécimo. Dos 767 quedaron en los puestos 17 y 19 en 1988, superados por su antecesor, un 757, en decimoquinto lugar. El 767 alcanzaba los 600 hp.
De hecho, el motor del 787B logró alcanzar los 900 caballos de fuerza en el banco de pruebas, pero Mazda decidió limitar la potencia en aras de una mayor fiabilidad. Esta estrategia al final redituó, cuando los Peugeot 905, favoritos locales, abandonaron por fallos en el motor, uno incluso envuelto en llamas. Los Porsche Type-935 y 962, así como los Jaguar XJR-12, habían recibido una penalización vía un lastre de 200 kg, que los dejó fuera de la competencia por la corona.
Los Mercedes-Benz M119 dominaron la noche, con el número 31 de Michael Schumacher a la cabeza. Sin embargo, problemas de sobrecalentamiento y un cambio de transmisión lo relegaron al quinto puesto. Un problema similar dejó al número 1 fuera de la carrera en el giro 223, envuelto en una nube de humo. El Mercedes 32 resultó dañado al pasar por una zona de escombros, con lo que al final abandonó en la vuelta 319.
Por el contrario, el Mazda 787B, con Volker Weidler (Alemania), Johnny Herbert (Reino Unido) y Bertrand Gachot (Bélgica) al volante, había presentado una resistencia a prueba de todo, rodando sereno hasta completar 362 giros en Le Mans 1991. Fueron dos más que el Jaguar XJR-12 de Davy Jones, Raúl Boesel y Michel Ferté (Estados Unidos, Brasil y Francia), que pese a su poderoso V12 de 7.4 litros, con 730 hp y 579 lb-pie, no pudo alcanzar al voluntarioso japonés. Otros dos autos de Jaguar se conformaron con los puestos tercero y cuarto. El segundo 787B quedaba en sexto puesto, mientras que un 787 selló la participación de la marca con el octavo lugar.
Mazda nunca fue considerada un rival serio en Le Mans por los gigantes europeos. Su victoria hizo saltar las alarmas y, de manera “extraña”, la FIA determinó que los motores Wankel no eran elegibles ni para el Campeonato Mundial de Autos Deportivos (luego Mundial de Resistencia) ni para Le Mans. Ante la premura, Mazda combinó un moto V10 3.5 litros, basado en la Fórmula 1, con un chasis Jaguar desarrollado por TWR (el V10 no cabía en el 787B), para retirarse con un digno cuarto lugar en Le Mans 1992. La marca no consideró oportuno seguir con autos que no fueran de desarrollo totalmente interno, lo que dejó al R26B como el único motor rotativo en conquistar la pista de La Sarthe, has ahora.
La mítica victoria de Mazda en Le Mans ocurrió el domingo 23 de junio de 1991, hace ya 30 años. Para conmemorarlo, la marca lanza el sitio Mazda.com/innovation/lemans30th, donde podrán repasar la historia, la tecnología y la gente que hizo posible este triunfo. Mazda comenzó su historia en Le Mans en 1970, alcanzando su primera victoria parcial en 1984, en la clase C2 (12 general), con un Lola T616 con un motor 1.3 l de doble rotor.
“El año pasado, Mazda celebró su centenario y, desde nuestra fundación, hemos asumido incansablemente nuevos desafíos. Nuestra comercialización del motor rotativo y la posterior victoria del evento cumbre en las carreras de resistencia, las 24 Horas de Le Mans, utilizando esa tecnología, es un símbolo de nuestro compromiso de encontrar soluciones ingeniosas”, dijo Masahiro Moro, director de comunicaciones de Mazda Corporate.
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