Un subcompacto con “onda” y mucho equipo.
Uno de los segmentos más competidos en el mercado actual es, sin duda, el de los subcompactos. Sin embargo, siendo muy honestos, lo que muchas veces les falta a este tipo de autos es ese “condimento” extra. Suzuki es uno de esos casos “raros” (pero que nos encanta) que han sabido darle un toque muy especial a uno de sus ejemplares, el Swift.
Hace apenas unos días pudimos estar a bordo del novísimo Swift 2014, en su versión GLX TM, un vehículo muy equipado y con muy buen desempeño, y que además nos dejó muy satisfechos gracias a su rendimiento de combustible y a sus sensaciones de manejo.
Este Suzuki Swift monta un propulsor de 4 cilindros, 1.4 litros y es capaz de entregar hasta 100 HP. La mejor cifra del torque se sitúa en las 98 libras/pie a 4,000 RPM y, en el caso en particular del vehículo que tuvimos a bien probar, se trata de una transmisión manual de 5 relaciones. La suspensión delantera es independiente McPherson y la trasera es conocida como “eje rígido”.
Las grandes diferencias de esta versión con los demás integrantes de la familia Swift radican en el equipamiento. El GLX TM equipa tecnología de botón de arranque (keyless start), aire acondicionado automático, quemacocos eléctrico de tres posiciones, touch screen de 6.1 pulgadas (desde donde se controla el navegador, el sistema de audio, el teléfono, etc.).
Uno de los detalles más atractivos es el de la tecnología LED en los juegos ópticos para niebla y la luz de freno central en la 5ª puerta, también con tecnología LED. Dicho lo anterior, es fácil imaginarnos de la cantidad de equipo que tenemos a nuestra entera disposición con tan sólo sentarnos frente al volante.
Sensaciones de manejo
Desde el mismo arranque del auto, la insonorización de la cabina llama la atención. La marcha del motor es silenciosa y solamente se percibe el rugir del propulsor cuando lo llevamos por encima de las 4,500 RPM. La posición de manejo es sobresaliente y los ajustes del asiento son más que suficientes. Ya sobre la ruta, el Suzuki Swift GLX TM es donde nos presenta su mejor cara. Las suspensiones están en el punto medio entre la comodidad y la deportividad, ni muy suaves ni muy rígidas (sino todo lo contrario). Considerando que estamos siendo movidos por un motor de 1.4 litros, cabe mencionar que el comportamiento es bastante digno. Las recuperaciones en carretera no son mayor problema, y menos cuando rodamos al nivel del mar.
Uno de los puntos fuertes al volante de este Swift es el del sistema de dirección. El ajuste automático que sufre cuando cambiamos de ciudad a carretera es notable. Ese leve “endurecimiento” de la respuesta del volante cuando se apresuran los ritmos se agradece, y sobre todo, se disfruta. En cambio, cuando luchamos con temas como los pequeños estacionamientos y la evasión de los rivales en el tráfico, el volante se puede girar con un dedo (bueno, es un decir). Al final, la dirección se adapta muy bien a nuestras necesidades y nos describe casi a la perfección las condiciones de los caminos.
En conclusión
La idea de Suzuki de poner el listón del segmento más arriba del promedio, se ha materializado gracias a esta versión de su atractivo Swift. La cantidad de equipo, los rendimientos y el desempeño son los justificantes a su precio que, aunque no se ubica dentro de los más económicos del mercado, sí vale lo que cuesta. La lista de rivales es muy extensa, pero pocos de ellos se ubican en el mismo renglón. La inclusión de elementos casi exclusivos para autos de marcas Premium son lo que hacen ser diferente a este nipón de buenas formas. ¡Nos gusta!
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